El trabajo de policía no parecía el adecuado, en primer lugar por el sueldo bastante austero, pero también por lo complicado que era blanquear su nueva condición entre los muchachos, aunque sea una “profesión” de mente muy abierta y 0 coimera. Por lo tanto Steven se las ingenia para poder solventar sus gastos de una manera poco común pero muy efectiva, cagar a las aseguradoras, para poner alguno de los ejemplos que utiliza, en una escena se lo puede ver a Steven volar por las escaleras mecánicas de un shopping, pero claro, esta jodita no podía durar toda la vida, al contrario, en poco tiempo cae sopre (sopre es preso diría Diego Armando), pero tampoco dura mucho encerrado, se escapa en poco tiempo, continua estafando, vuelve a caer, se vuelve a escapar y así sucesivamente.
Todo cambia cuando en una de sus estadías en la cárcel encuentra al amor de su vida, Phillip Morris (Ewan McGregor), un chico muy introvertido, justamente todo lo contrario a S. Russell, una vez más, los extremos se unen. A partir de este momento su vida de ricachón se multiplica por dos, por lo tanto sus ingresos deben aumentar considerablemente, esto lo lleva a pasar por múltiples situaciones realmente increíbles, y se hacen aun más increíbles cuando te enteras que la historia es verídica, que Steven Jay Russell existió y armo tal quilombo que cambio el régimen carcelario de EEUU.
PD: Aconsejo no leer nada sobre el verdadero Steven Jay Russell hasta no ver la película.
Calificación: 4,25 Sebitas