jueves, 8 de septiembre de 2011

Leaves of grass

Bill Kincaid (Edward Norton) es un respetado profesor de filosofía de la universidad de Brown. Entre charlas de Aristóteles, Sócrates y Platón en sus clases de latín, Billy y su brillantez encantan a propios y extraños (como diría Homero, es un “eructito”). Esto (sumado a sus numerosas y respetadas publicaciones) hace que el mismísimo decano de Harvard le ofrezca su propio departamento de filosofía en la universidad, para reforzar la carrera de Derecho. Pero el exitoso presente del profe esconde un pasado completamente diferente, del que escapó años atrás.
Billy nació en Little Dixie, Oklahoma, un pueblucho lleno de rednecks drogones y borrachones (como Pachu), con el acentito sureño característico y las ganas de reventarse a corchazos con cualquiera por cualquier malentendido. Su padre murió hace años (se rumorea que era poli tóxico, como Andy chango, y dicen que también se aburría con el programa de Mauro, quien nunca leyó un libro) y su madre Daisy (Susan Sarandon) está en un asilo por elección propia. Completando su familia, tenemos a Brady (Edward Norton), su hermano gemelo, quien tiene un coeficiente intelectual superior al de Billy, pero al que el consumo casi constante de marihuana le dejo el cerebro más tieso que al del nuevo gordo Charly que nos regaló Ortega (grande Palito!! La próxima deja que se muera con un poco de dignidad, hermano…)

Pero Brady no sólo es un entusiasta consumidor de las hojitas verdes que dan risa, sino que también las vende, y tiene su propia plantación con una infraestructura de novela que le permite tener el mejor producto de la zona. Pero como ya deben haber adivinado, nada es gratis en esta vida, y el que le bajó la guita para sus herramientas de horticultura quiere cobrar su parte de la torta.
En la siguiente escena vemos que Bill recibe una llamada diciendo que su hermano ha sido asesinado (de un corchazo? lo envenenaron?? lo empujaron de un edificio??? no, no, le clavaron un flechazo con una ballesta… Maaaamita). Entonces, el profe deja a un lado todo lo que lo hizo rajar de su pueblo y vuelve para velar a su hermano.
Ya al subir al avión, y como si la vida le tirara un irónico “Bienvenido a casa” le toca sentarse al lado de un odontólogo judío pesadísimo de Tulsa (que es una mezcla perfecta entre un recién convertido Tim Whatley y el plomazo de Kenny Bania hinchando los huevos con la ovaltine y los almuerzos adeudados), el cual le taladra el cerebro durante todo el viaje.
Al llegar, y después de ser recibido con una paliza por ser confundido con su hermano, Bill despierta para encontrar a Brady vivito y coleando, y defendiendo su macabra broma con la excusa (bastante cierta, por cierto) de que de otra forma, el gemelo prodigo jamás hubiera vuelto a sus pagos. Pero Brady no sólo hizo volver a su hermano porque lo extrañaba, sino que tiene unos pares más de motivos bien pioooolas…

El escritor y director es Tim Blake Nelson (quien también hace el papel de mejor amigo de Brady), y las grandes actuaciones de Norton haciendo de los hermanos macana te pagan la peli. Por momentos parecen 2 actores distintos, y el acento que logra en Brady se asemeja a la majestuosa actuación de Pitt como gitano en Snatch. El guión hace recordar a las pelis de los Coen, y también a las de Guy Ritchie. El título hace referencia a la colección del poeta americano Walt Whitman, el cual es citado en una parte de la trama. Muy entretenida y con grandes actuaciones, hay que verla.

Le doy 3 guiditos y medio