La peli arranca y nos encontramos con una escena fuerte: el intento de suicidio de Leonard, interpretado magistralmente por Joaquin Phoenix, lo que nos lleva a otra mala nueva: puede haber sido su última película, dada su voluntad de dedicarse de lleno al hip hop (se comenta que podría formar un dúo con Sergio “a pum- pum” Guzmán).
Leonard es un bipolar (consigan el último disco del Cuarteto de Nos, que lleva ese nombre). Al fallido suicidio ya consignado, se suman algunos otros anteriores, que han dejado huellas profundas, por ejemplo las que ostenta en sus brazos y que lo avergüenzan.
Todo parece haber comenzado luego de que su esposa lo dejara. Lo que lo llevó, en un espiral descendente, a volver a vivir con sus padres y a trabajar en la lavandería familiar, aunque su verdadera vocación sea la fotografía.
Sus padres (se ven tristes, sobre protectores y entrometidos (cómo no serlo con alguien que ante cada problema, se quiere corbatear!), intentan llevar adelante un negocio con una familia conocida, y de paso enganchar a Leonard con la hija de ellos (Vinessa Shaw, no confundir con la gran travesti argenta). Pero, al pibe le gusta Michelle (Gwineth Paltrow), y obviamente, la vecinita tiene un novio. Que encima, es casado y con pibes.
La trama, alrededor de estos temas, empieza a desarrollarse. Hay muchos silencios, momentos sugestivos, engaños, dignidades perdidas y dolor.
Por último, Joaquin: yo sé que sos fanático de éste blog. Por lo tanto, escuchá (leé) mi consejo: de flacos con tatuajes y camionetas, cantando sobre la violencia en las calles, está lleno, de actores como usted, le aseguro que no. No sea boludo, no largue. Hágame caso.
Puntuación: 4 Chettis.
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